Mitterrand posa para la historia

Foto de Guy Le Querrec

Hace muchos años, pasando las hojas de un viejo Newsweek (¿o sería U.S. News and World Report?), me topé por casualidad con esta imagen de François Mitterrand que nunca me ha abandonado. El texto señalaba que Mitterrand y el escultor se encontraban en un cavernoso y semivacío salón del Palacio del Elíseo, y que afuera del cuarto aguardaba una delegación africana que aguardaba su turno para ser atendida. Mitterrand —según el texto— procedía sin prisa, como si no tuviera otra preocupación en la vida que posar para ese busto; sin que le importara a quien hacía esperar.

En su momento, la imagen me pareció una  representación inmejorable de lo que significa el poder absoluto: las personas que ostentan un poder desmedido son dueñas de su tiempo y despilfarran el tiempo de los demás a su antojo; los problemas ajenos les son indiferentes; proyectar su imagen, a través de los años y de los siglos, termina por convertirse en su única y verdadera aspiración.

Escribir cartas significa desnudarse delante de los espectros

Paga, finales de marzo de 1922

[…]

La fácil posibilidad de escribir cartas tiene que haber traído al mundo —visto sólo teóricamente— un horrible trastorno de las almas. Es, en efecto, una relación con espectros, y no sólo con el espectro del destinatario, sino también con el propio espectro, que se le va formando a uno, sin darse cuenta, en la carta que escribe o incluso en una serie de cartas, en la que una carta confirma la otra y puede invocarla como testigo. ¡A quién se le habrá ocurrido pensar que la gente podía relacionarse por correspondencia! Se puede pensar en una persona lejana y se puede tocar a una persona cercana, todo lo demás supera las fuerzas humanas. Pero escribir cartas significa desnudarse delante de los espectros, cosa que ellos esperan ansiosos. Los besos escritos no llegan a su destino sino que los espectros se los beben por el camino. Con una alimentación tan sustanciosa se multiplican enormemente. La humanidad lo percibe y lucha contra ello; para eliminar en lo posible lo espectral entre los hombres, y lograr el contacto natural, la paz de las almas, ha inventado el ferrocarril, el automóvil, el aeroplano, pero ya no hay ayuda posible, son manifiestamente inventos hechos ya en el despeñadero; la parte contraria es mucho más serena y fuerte, ha inventado, después del correo, el telégrafo, el teléfono, la telegrafía sin hilos. Los fantasmas no morirán de hambre, pero nosotros nos iremos a pique.

Franz Kafka, Cartas a Milena

Testigos del incendio de Notre Dame


15 de abril, 2019 - REUTERS/Benoit Tessier



Animas Trujano

Retrato autografiado de Toshiro Mifune tomado durante la filmación de Animas Trujano.
Colección de Jesús Torres.

Silencio

silencio.
Del lat. silentium.
1. m. Abstención de hablar.
2. m. Falta de ruido. El silencio de los bosques, del claustro, de la noche.
3. m. Falta u omisión de algo por escrito. El silencio de los historiadores contemporáneos. El silencio de la ley. Escríbeme cuanto antes, porque tan largo silencio me tiene con cuidado.